Control de gestión > Gestión del desempeño una mala fórmula para el Valor Público en el sector Salud

Mientras realizó esta columna pienso en el informe que debo terminar para los directivos en la institución de salud donde trabajo, me pregunto ”¿Verán los comentarios de los 37 indicadores que nos aplican en el cuadro de mando integral?”. El impacto de la pandemia causada por el virus Covid-19 ha requerido al sector público Chileno plantearse nuevas formas de realizar su quehacer, indicaciones como el trabajo a distancia de los funcionarios públicos o el cumplimiento de objetivos por sobre horarios inamovibles son prueba de ello, pero ¿Qué ocurre con la forma en que medimos las gestiones que realizamos?

Centrémonos en el sector salud y la sobre evaluaciones que existen de indicadores. Por ejemplo, si una funcionaria quiere saber qué resultados de gestión existen en lista de espera de consultas médicas podrá encontrar cinco maneras de ser evaluadas o este caso, una enfermera quiere ver la gestión de la unidad de urgencia donde trabaja. Pues entonces tendrá a disposición 10 tipos de indicadores que miden cómo se están atendiendo a los usuarios, pudiendo encontrar evaluaciones por tiempos máximos de espera o categorización de riesgo dependencia (riesgo vital) de los atendidos por mencionar algunas métricas. Lo más complejo, y porque no decirlo grave, es que mucha de esta información no es utilizada para la toma de decisión.

Si lo vemos desde una perspectiva general, las instituciones de salud pública evalúan más de 70 indicadores, en tres grandes dimensiones: Metas Sanitarias, un tipo de evaluación asociado a un componente monetario para las y los funcionarios (símil a los Convenios de Desempeño Colectivo); Compromisos de Gestión, que buscan medir, resultados desde una perspectiva clínica (consultas, intervenciones quirúrgicas o atenciones hospitalarias) y la categorización de Establecimientos Autogestionados en Red definición dada para las organizaciones que cumplen con un resultado mínimo para los indicadores asociados con el cuadro de mando que les aplica. Contemplemos el caso que existan directivos públicos adscritos al sistema de Alta Dirección Pública, esto eleva los indicadores a más 100[1]. Además las instituciones públicas están obligadas a contar con planificaciones estratégicas (Artículo 16C D.S. N°38 del 2005), lo que implica definir indicadores que apoyen los objetivos que presentan, hasta acá llegamos a más de 120 indicadores. Las y los tomadores de decisión necesitan contar con la mayor información para respaldar sus acciones, pero ¿Qué ocurre cuando esta sobre población de mediciones se vuelve un fin? Porque para obtener los datos de estas evaluaciones se necesita recopilar, validar y cumplir con fases de seguimientos. Esto considerando que, una misma categoría de información, pueden contar con formas distintas de ser medidas. Agreguemos que los sistemas de información no están integrados, lo que atenta contra condiciones de un uso efectivo de información (Curristine, 2005) y aunque existe una participación de los grupos de trabajo para mejorar el rendimiento de las unidades (Moynihan y otros, 2008-2012) el volumen de seguimientos hace ineficiente el proceso provocando que se invierta más tiempo en levantar información que interpretarla y gestionarla.

Volvamos al contexto actual, sigamos con el universo de 120 indicadores y pensemos en los efectos de la endemia ¿Cuántos indicadores fueron reformulados para medir los casos existentes o los impactos directos causados por esta crisis sanitaria? Hasta la fecha solo un par.

Lo expuesto lleva a reflexionar que muchos quisiéramos apoyar, por ejemplo, el proceso de trazabilidad de casos Covid-19 y aumentar el valor público de la institución con sus usuarios. Ahora bien, esto solo será posible cuando se alineen evaluaciones paralelas y prioricen la gestión de ellas (Esteve & Schuster, 2009). Cambiando a una formula donde la gestión del desempeño sea el fin y el control de gestión el medio para lograrlo, lo que permita motivar a los equipos con acciones con impacto social y no eminentemente procedimental. 

Finalmente dejo a disposición una pregunta orientadora, diseñada por dos grandes profesores que tuve, como son Ximena Pizarro y Javier Fuenzalida, para evaluar si lo que hacemos genera valor público en la organización y condiciones para un uso eficiente de información de desempeño:

(Pizarro, X., & Fuenzalida, J., 2020, diapositiva 10)

(Pizarro, X., & Fuenzalida, J., 2020, diapositiva 11)


(Pizarro, X., & Fuenzalida, J., 2020, diapositiva 12)


Y tú ¿Qué haces, Control de Gestión o Gestión del Desempeño?





[1] Más detalles en este levantamiento de indicadores de salud agrupados

Comentarios

Artículos más populares

¿Cómo disminuir el porcentaje de suspensiones en un pabellón ambulatorio?

Reuniones apreciativas

Aplicación de metodología LEAN en la gestión de casos GES

¿Son eficientes los hospitales públicos de Chile?